Cuidados del ojo seco
Una de las secuelas de merlín/nf2 es la parálisis facial, con la consiguiente afectación del ojo. Por eso, es muy importante su cuidado, para evitar problemas oculares graves que pueden comprometer la visión.
En este sentido, la mayor complicación de la parálisis facial es el lagoftalmos (cierre incompleto del párpado).
No poder cerrar el ojo y perder el parpadeo continuo, unido a la caída y falta de movilidad del párpado inferior, da como resultado una córnea totalmente expuesta al aire, con lo que el ojo queda desprotegido frente a los agentes externos, y la lágrima se evapora antes, o bien no puede repartirse para lubricar toda la superficie ocular. Esto genera el conocido «ojo seco».
Medidas a tomar
Las medidas que se pueden tomar para tratarlo son variadas y dependerán del criterio médico y del estado del paciente.
Cuando nos vamos a dormir, es importante echar un gel oftálmico en el ojo afectado y taparlo, asegurándonos siempre de que quede cerrado (por ejemplo, usando esparadrapo directamente) por la noche.
Por la mañana, hay que destaparlo y lavarlo bien con suero fisiológico y gasas estériles para evitar infecciones. Los geles nocturnos y el cierre del ojo son de gran ayuda y algo esencial para cuidarlo mientras duermes.
En relación con la oclusión, además de esparadrapo, existen otros tipos de parches que pueden ayudarte con ella:
el parche adhesivo tradicional y el parche que tiene una especie de bóveda plástica que permite generar una cámara de humedad que protege tu ojo.
Durante el día, hay que echar lágrimas artificiales muy frecuentemente y forzar el cierre tanto del párpado de arriba como del de abajo, ayudándonos con el dedo muy suavemente. En algunos casos, se prescribe la utilización de geles tambien en este horario.
No es nada aconsejable sustituir las gotas lubricantes por suero fisiológico, ya que este último contiene mucha sal y reseca el ojo. Hay que usarlo tan solo para limpieza.
Además, es importante evitar las corrientes de aire directas a la cara, ya sean naturales, como el viento, o artificiales, como el aire acondicionado. Y usar gafas de sol cuando sea necesario, puede ser de gran ayuda.
Intervaciones
Respecto de las intervenciones, es muy habitual la implantación en el párpado superior de una pesa palpebral. Se trata de una pequeña prótesis de oro o platino y la coloca en el párpado el oculoplástico (oftalmólogo especialista en operar párpados) mediante una cirugía sencilla, con anestesia local y que es reversible. Es decir, si la parálisis facial tiene recuperación, se quita la pesa. Esta permite cerrar el ojo usando la fuerza de gravedad, por lo que cuando estamos tumbados, pierde su efecto.
Otra intervención común para tratar la parálisis que afecta al ojo suele ser la tarsorrafia, en la que se estrecha la hendidura palpebral del ojo afectado para reducir la superficie ocular expuesta. Se realiza, también, de manera ambulatoria.
Para tratar el párpado inferior que suele caer o quedar laxo con la parálisis (ectropión), lo más utilizado son la cantoplastia (elevación del ángulo exterior del ojo para recuperar tono) y la tira tarsal lateral, que también permite mejorar la tensión del párpado inferior.
En los últimos años, han aparecido técnicas muy novedosas y altamente satisfactorias, como el lifting medio facial transconjuntival. Consiste en un injerto de paladar duro vía transconjuntival, que eleva y mantiene el párpado inferior en su sitio a la vez que sube la mejilla, para casos en los que debido a la parálisis, la cara de ese lado está «plana».
Falta de cuidados
Si no cuidamos el ojo, es posible que aparezcan queratitis (inflamación de la córnea) y úlceras corneales (heridas) que, en nuestro caso, pueden ser muy difíciles de curar. Para conseguirlo, a veces se requieren cirugías, por ejemplo, recubrimientos conjuntivales. Una opción para el tratamiento de las queratitis es el suero autólogo, un preparado biológico que se realiza a partir de una extracción de sangre del paciente.
Las úlceras corneales, al curarse, pueden producir leucomas (cicatrices corneales), que generan dolor y, en algunos casos, quitan visión hasta el punto de producir ceguera.
Recuerda que si hubiera alguna complicación, los oftalmólogos que deben tratarnos son el especialista en polo anterior, que es el especialista en córnea, y el oculoplástico.